Partes del Antiguo
Testamento hacen referencia a que el ser humano del Paraíso Original podría ser
vegetariano (Génesis 1:29-31), aunque no está bien fundamentado debido a que
algunos estudiosos establecen que todo ser vivo, animal de la tierra, animal de
las aguas, tierra y la hierba del campo servirían del alimento; esto debido a
que algunas traducciones dan a entender que la hierba verde era
"solamente" para alimentar a todo ser vivo, sin embargo, revisando en
las escrituras originales, éstas dan a entender que tanto los animales como las
plantas servirían como alimento. Si bien posteriormente se justifica por parte
de Dios el uso de los animales como alimento (Génesis 9:3, Deuteronomio 12:15)
así como su sacrificio con motivos religiosos (Deuteronomio 12:6). Tomar una
parte de un animal vivo para la comida fue prohibido (Génesis 9:4), lo que
alude a la necesidad de que este sea desangrado. Los animales domésticos
también habían de reposar en el Sabbath (Éxodo 20:10; 23:12) y una vaca y su
cría no debían ser matados el mismo día (Levítico 22:28).
También es destacable la
cita de la recriminación que se le hace, primero por parte de la propia burra y
después por parte de un ángel, a Balaam cuándo éste golpea repetidas veces con
su bastón a su asna sin motivo (Números 22:23-35).
La ley de Dios prescribía
que se diera un trato humanitario tanto al asno como a los demás animales
domésticos: si un asno estaba echado bajo el peso de su carga, tenía que ser librado
de ella, y no estaba permitido poner juntos en un mismo yugo a un asno y a un
toro. (Éx 23:5; Dt 22:10.) Al ser inferior en tamaño y fuerza y, además, de
naturaleza diferente, un yugo desigual hubiera resultado en sufrimiento para el
asno.5
El animalismo es la defensa
de los derechos de los animales no humanos, un movimiento social emergente en
todo el mundo. Consiste en devolver a los animales lo que les pertenece desde
su condición de seres sintientes: el derecho a la vida, a no ser secuestrados,
torturados o utilizados como objetos. Parte de un sentimiento de compasión, del
respeto a la alteridad y de una visión del mundo no especista, es decir, que no
contempla la supremacía de la especie humana frente a otras especies. La misma
visión que abomina de la supremacía de las razas, los géneros o las tendencias
sexuales humanas, es decir, del racismo, del machismo o de la homofobia. Una
sociedad éticamente avanzada debe concienciarse de la necesidad de liberar a
esas criaturas de otras especies a las que la especie humana inflige terribles
sufrimientos (un auténtico holocausto), así como de la oportunidad de acabar
con estas injusticias que nos brinda el enorme potencial demostrado en el siglo
XX por otros activismos.
Se conoce como derechos de
los animales a las ideas postuladas por corrientes de pensamiento y a la
subcorriente del movimiento de liberación animal que sostienen que la
naturaleza animal, independientemente de la especie, es un sujeto de derecho,
cuya novedad reside en que esta categoría sólo ha pertenecido a personas
naturales y jurídicas, es decir, al ser humano, aunque históricamente se ha
privado de derechos a algunos grupos de humanos.
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